Llanura y azafrán.

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viernes, 8 de diciembre de 2017

DE LA MANO DE SAN JUAN DE LA CRUZ TERMINAMOS EL 2.017

        
El 14 de diciembre celebramos su fiesta porque es el día de su nacimiento al Cielo, en el año 1.591, en Úbeda (Jaén). En mayo de 1.593 trasladaron su cuerpo a Segovia. El 21 de marzo de 1.952 es proclamado patrón de los poetas de habla hispana. Su influencia ha sido grande en la poesía española del siglo XX. Desde los primeros años, con el Modernismo hasta los poetas de la generación del 27 y más tarde el grupo del 36.  Después de la guerra civil española, destaca Blas de Otero, en 1.942, cuando se conmemoraba el 4º Centenario del nacimiento del santo, publicó Cántico espiritual. Posteriormente, Carlos Bousoño y José Ángel Valente y una lista interminable de poetas.
Juan Ramón Jiménez dijo que la obra de San Juan de la Cruz es uno “de los mayores logros líricos de nuestro idioma”. Se asombra de la “modernidad” de la poesía del santo. Lo ve como un pionero en lengua castellana en la búsqueda de lo absoluto.
A juicio de Fernando Lázaro Carreter “San Juan sintetizó en su poesía la tradición grecolatina, la bíblica a través de la traducción de los salmos, la italianizante, la cancioneril y la popular (canciones, villancicos, endechas, romances) y el influjo de Garcilaso”.
San Juan de la Cruz llega a la situación límite de expresar lo inexpresable. Elige los símbolos como forma de expresión de lo inefable. El “símbolo” se basa  en la asociación “irracional y subjetiva” de dos elementos; es suficiente que el poeta perciba algún tipo de “semejanza emocional” (cfr. Carlos Bousoño: Símbolos en la poesía de san Juan de la Cruz). La divinidad se asocia a la Naturaleza: el agua, la noche, la llama…
Es difícil seleccionar a un escritor contemporáneo que haya tenido relación con nuestro santo. Hay muchos. Me decido por José Jiménez Lozano, Premio Nacional de las Letras 1.992. He tenido la fortuna de conocerle personalmente en su casa y compartir una amena y culta tertulia, en compañía de su mujer, a la sombra de los árboles de su jardín hasta que se nos hizo de noche.
Jiménez Lozano escribió “El mudejarillo” (ANTHROPOS, Barcelona, 1.992). No se trata de una biografía ó novela histórica aunque los hechos se refieran a la vida del santo. Lo relaciona con otro genio del Siglo de Oro, Cervantes que informa del azaroso traslado del cadáver a Segovia, que lo podemos encontrar en el capítulo XIX de la Primera parte de El Quijote.
En “El mudejarillo” recrea la época y personalidad de san Juan de forma poética. El autor utiliza la ironía para reflejar mejor el contraste de infinidad de dificultades externas: infancia pobre, cárcel en Toledo, incomprensiones de su propia Orden, etc y la actitud serena, desprendida, abandonada en Dios hasta sentirse nada el santo poeta.
El autor, maestro en la escritura, juega con las palabras –como diría Max Jacob- para acercarse al lenguaje de la época pero sin caer en lo erudito.
En esta obra, José Jiménez Lozano, quiere rendir homenaje a san Juan de la Cruz, uno de los escritores que más han enriquecido nuestro idioma con su poesía mística.
Termino con un villancico:
                                                  Del Verbo divino,                        
                                                  la Virgen preñada,
                                                  viene de camino,
                                                 ¡si le dais posada!
                                                                        San Juan de la Cruz (1.542-1.591)


EN 2017 DE LA MANO DE TOMÁS MORO

                                   
Empecé el año de la mano de Ortega y después se sucedieron personajes cercanos a nuestro Manzanares. Ahora salto el canal de la Mancha para ir a Inglaterra y traer a la revista SIEMBRA a uno de los personajes que más han influido en mi vida: Tomás Moro (*Londres, 7 de febrero de 1.478, +Londres, 6 de julio de 1.535).
Al acabar Magisterio, viví en Londres un curso. Entonces empecé a descubrir la cultura inglesa. Normalmente, cada semana, escribía a mi familia cartas azules detallando cada descubrimiento: Picadilly Circus, Trafalgar Square, National Gallery, The Big Ben, Covent Garden, Portobello Market, Hyde Park, Green Park…y un largo recorrido por mi Londres tan cercano y familiar. Más adelante, trabajando en un colegio en Madrid y estudiando Filología inglesa en la Complutense, participé en un seminario de Literatura sobre “Utopía”, obra de Tomás Moro. En ese momento descubrí al gran autor y al gran hombre con su creación de la sociedad ideal en la que todos los hombres viven con paz y armonía. No me conformé con ese primer encuentro. Me deleité con su biografía de Andrés Vázquez de Prada, después vinieron otras, como la de Peter Berglar. Conocí la Inglaterra del siglo XV y XVI y a un hombre que permanecía coherente al humanismo cristiano en medio de una sociedad corrupta. Me apasionaba su obra como traductor, pensador, poeta, hombre de leyes, político…y especialmente como padre de familia. Llegó a ser Lord Canciller de Inglaterra, brazo derecho de Enrique VIII. El monarca quiso que firmara el acta de repudio a Catalina de Aragón, su esposa e hija de los Reyes Católicos, para poderse casar con Ana Bolena. Tomás Moro se negó e igualmente no aceptó el Acta de Supremacía que reconocía al rey como cabeza de la Iglesia en Inglaterra. En 1.535 fue acusado de alta traición y llevado a la Torre de Londres hasta ser decapitado el 6 de julio de ese año.
Hay hechos heroicos en su vida que muestran su integridad moral, como es cuando su mujer le rogaba que firmara para salvar la vida y poder estar con su familia. Él le contestaba que no firmaría porque les quería tanto que quería estar toda la eternidad con ellos. Tenía gran sentido del humor hasta el final de sus días, como lo atestiguaron sus carceleros. Su estancia en la Torre la aprovechó para escribir obras en las que se palpa su intimidad con Dios. Resumiendo el gran poso que ha dejado en mi vida su manera de vivir es que Tomas Moro veía como realidades dignas de santificar hasta lo más menudo y cotidiano: las relaciones familiares, la política como un servicio, la poesía…Todo lo bueno y noble. Fue beatificado en 1.886 y canonizado en 1.935 junto con Juan Fisher.



DE LA MANO DE MELCHOR DÍAZ-PINÉS EN ESTE 2.017

                      
Con cierto pudor, por hablar de mi padre, me lanzo a escribir sobre él en este nuevo aniversario de su muerte, el 19 de octubre de 1.981.
He vuelto a leer el artículo de Manuel Rodríguez Mazarro, publicado en el nº 87 de Siembra, de noviembre-diciembre de 1.981. El título es “Recordando a Melchor Díaz-Pinés”. Lo encabeza un párrafo del capítulo VI de El Quijote: Por estas asperezas se camina de la inmortalidad al alto asiento, do nunca arriba quien de allí declina.
Entresaco algunos fragmentos de dicho artículo, que, con la perspectiva de los años transcurridos, tienen aún más valor: Cuando se publicaban los programas de festejos entre los años 50 y 70, no se podían componer sin contar con el artículo de Melchor, aunque había que insistirle varias veces, pues era hombre meticuloso y gustaba entregar los trabajos completos y sin fallos, pero al final el nombre de Melchor Díaz-Pinés aparecía en el programa.
Otro párrafo que corroboro: Tenía buenos amigos, fuera y dentro de su pueblo. Mencionaremos al famoso “Luisillo”, D. José Díaz, D. Antonio Iniesta y tantos otros que entraban y salían de su establecimiento, donde surgían muchas veces tertulias y comentarios que daban pie a las noticias que Melchor difundía, pensando siempre en algo productivo para el pueblo.
Seguiría y seguiría entresacando del artículo tan bonito de Manuel Rodríguez Mazarro, pero bastan esos dos momentos para reflexionar y hacer un paralelismo con la necrología que adjunto de la revista “La Semana Vitivinícola”. Deducimos su buen hacer por el cariño a su campo manchego y un corazón tan grande como su llanura,  capaz de acoger a muchos amigos.
Recuerdo, con gratitud, sus trabajos diarios, nocturnos, con su vieja máquina de escribir y puntualmente llevarlos a la estación de Renfe para que salieran en el Correo y aparecieran al día siguiente en periódicos nacionales. Era un sacrificio gustoso, siempre por el bien de su pueblo, de los suyos, como el hidalgo manchego.
En otras revistas especializadas en el campo también dejó huella: en Agricultura (el Ministerio de Agricultura ha digitalizado sus artículos). También la revista Campo, cuya sección “Campo en La Mancha”, la cubría todos los meses. Más reciente, La Pámpana de Baco, etc
Él siempre quiso estar en segundo plano en la Feria del Campo de Manzanares, pero siempre informaba extensamente en la prensa nacional.
Melchor fue hombre apasionado de todo lo humano noble: miembro fundador, con muchos amigos, de la Peña taurina Sánchez Mejías, autor de la foto del instante de la cogida y que corrió el mundo entero. También empezó con amigos la procesión de la borriquilla del Domingo de Ramos. Otra faceta, además de “La rosa del azafrán”, cuando era joven, fue la del coro para la Misa mayor, en la parroquia de la Asunción, con sus compañeros, antiguos alumnos de los Maristas.
Hay muchas facetas que se quedan para el ámbito familiar, pero en todas ellas es el cariño por su mujer que la llamaba Yayo, mi madre. Eso sería otra historia.



                                                               

DE LA MANO DE LUISILLO EN ESTE 2017

       
            
Quiero rendirle homenaje en vísperas del 50º aniversario de su muerte que fue el 24 de septiembre de 1.967. Cuántas personas habrán escrito sobre este personaje tan de Manzanares y muchas más tendrán en su recuerdo su sonrisa y sus ojos chispeantes de alegría.
Era una niña cuando le vi haciendo el papel de gobernador en la Ínsula Barataria y comprobé su arte inigualable. Aún más chica le recuerdo haciendo el papel de Moniquito en “La rosa del azafrán”, zarzuela que sabíamos de memoria en mi familia.  Estoy recordando algunas facetas del genial LUISILLO que todos los mayores tendrán en su cabeza. Me gustaría ir al terreno más personal: fue gran amigo de mi padre junto a Pepe Díaz, Antonio Iniesta y tantos que se paraban en la tienda de la calle Toledo a charlar y a “querer arrimar el hombro” en pro de su pueblo. Una de las iniciativas de estos buenos amigos fue la de comenzar la procesión de la borriquilla con personajes reales. Los “sueños” de estos manzanareños suponían mucho esfuerzo en la preparación: alquilar los trajes de Jesús y los apóstoles en Madrid, comprar las palmas en un pueblo de Alicante, conseguir la borriquilla para Jesús, mover a todos los colegios para que participaran las alumnas, algunas de hebreas y otras de personajes bíblicos significativos. En todo ello intervino LUISILLO dando su toque artístico.
Sin duda alguna el recuerdo que se me ha quedado más dentro del alma es el de un día, 24 de septiembre de 1.967, yendo del brazo de mi padre, por la calle Toledo, nos sorprendió la noticia : “Acaba de fallecer Luisillo”. Mi padre se puso triste porque era su amigo. Entonces le dije: “Me gustaría escribir un artículo sobre él. ¿Me lo podrías enviar al LANZA?” Me contestó que sí y al dia siguiente salió mi primer artículo en el periódico. Sólo recuerdo que terminaba con la escena de las escaleras y al llegar al último peldaño Dios le decía que ya había llegado a su destino. Así es como me figuro a Luisillo: en el Cielo con sus amigos planeando cosas buenas para su querido Manzanares.                          




                                           

DE LA MANO DE IRENE MAYORAL EN ESTE 2017

               
Nombrar a Irene es decir poesía, amistad, dulzura, elegancia, sencillez…y  tantas cosas buenas. Hoy quiero destacar el amor a su tierra, a su Manzanares. Acabo de hablar con ella por teléfono y le dije que iría a verla con “Siembra” para leerle este artículo.
¿Por dónde empezar? ¿Cuándo la conocí? Yo diría que desde siempre en actos culturales de Manzanares, después se cultivó una amistad en Madrid en la Asociación de Escritores y Artistas Españoles (AEAE), también en las tertulias de la Casa de Guadalajara, además acudía siempre a mis invitaciones en el colegio donde he trabajado y a casa que organizábamos tertulias literarias. Recuerdo una de las veces que me acompañó mi hermana Tere para estar con Irene, fue en Membrilla, nevaba, anochecía... ¡Qué alegría el encuentro con nuestra amiga!
Estos días he vuelto a leer “MANZANARES DE LA MANCHA Y YO” (Nuestros diálogos).  Me ha conmovido su poesía porque habla con el corazón en el recuerdo de su niñez y juventud en Manzanares. Intercalo el poema XXIV, página 55, porque me parece adecuado al mes de la revista:

Silenciosa tu abarca, Manzanares,
pasea mi geografía,
mis circuitos venales. Y esa luna
por ti festera, enjalbegada,
se cuelga en mis balcones,
en mis pómulos, en mi todo,
en mi nada, en mis tobillos.
Siempre volverán a tu acera
mis tacones-aldabas,
a la calle de la Cárcel,
a tu antigua memoria,
a tu promesa de Agostos amarillos,
renovada alianza de oro
anillando mi anular cintura.
Nos brindaremos amor en el cáliz.
Éxtasis por tu vino hechicero,
consagrado.

 El amor de Irene Mayoral por su Manzanares y sus gentes queda empapado en sus versos. Esta idea es la clave que hoy quiero transmitir y nadie mejor que su hija Irene, en el verso de entrada al poema XXVI de su madre:
HOLLÉ SOBRE TU HUELLA GRABADA EN MANZANARES,
Y SU VINO, YO LO BEBÍ EN TU PECHO.
Irene Valcárcel Mayoral

La distancia y yo,
hemos entretejido este soneto:
Manzanares, venencia tu espadaña,
Donde bebe la luz en mansedumbre
manantiales de vides, por costumbre,
racimadas al sur de la guadaña.
La llanura reposa esa maraña
de los pámpanos frágil muchedumbre,
cuando el sol-oropel en reciedumbre,
va vertiendo padreo por tu entraña.
Este aroma ritual alzado en vilo
consagrando plazuelas encaladas,
sobre el vino ancestral siendo pabilo
por las noches de ronda enamoradas.
Elevados los cálices al hilo
de Septiembre y magias vendimiadas.

Gracias, Irene, por tu cariño inmenso a tu Manzanares. Yo te rindo homenaje con todo mi corazón que también late con nuestra tierra, con la rectitud del surco, como dirías tú.  


domingo, 8 de octubre de 2017

Homenaje a Puerto Rico

                                               Foto cedida por Carmen Hernández Pinzón

"Isla de la simpatía", en este barco anclado con coral en el mar, me quedaré ya para siempre, tiempo de la vida y tiempo de la muerte y al lado de mi amor de 40 años. Me parece que soy feliz vivo y seré feliz muerto.

                                                                    Juan Ramón Jiménez. Prosa XXXIII, "Para siempre", p.43

domingo, 6 de agosto de 2017

Beato Álvaro del Portillo

                                           Foto de Marisa Díaz-Pinés Fernández-Prieto


"Cuando el cielo se oscurece por la tormenta, detrás continúan las estrellas, y no supone desgracia alguna que no las divisemos, sin olvidar, además, que la tierra necesita del agua de las nubes para dar fruto. En la vida espiritual, los periodos de oscuridad son tiempos de gracia, que hacen germinar en el alma una fe más segura y más recia"
                                                                  Carta 19 de marzo de 1.992

viernes, 28 de julio de 2017

MONUMENTO DE AMOR. Epistolario y lira. Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí


                                       Foto cedida por Carmen Hernández Pinzón Moreno


Correspondencia de 1.913 a 1.956
Edición de Mª Jesús Domínguez Sío.
Publicación de la Residencia de Estudiantes

La presencia de Shakespeare es constante: identificación de los amantes con los personajes del "Sueño de una noche de verano", Oberón y Titania.
A continuación escribiré parte del poema que Juan Ramón hizo cómo prólogo al libro de traducciones de Shakespeare que pensaba publicar con Zenobia en La Lectura y que quedó inédito. El texto verá la luz en LIBROS DE MADRID. PROSA, pag. 269:

                                                             A Shakespeare

Hemos cogido, en un breve espejo, un poquito de tu sol inmenso para posponerlo en la frente de los niños. Como cuando se deslumbra un rostro con el reflejado sol de la naturaleza, tu luz de oro esclarecerá, hasta el fondo, las tiernas imaginaciones, haciendo navegar en la irisada gloria los ojos negros, azules o dorados, más claros en el oro puro, llenos de cielos visibles e invisibles.
(...)
Accede a mover tus héroes en el teatrillo de papel, que los ojos de los niños se agrandan y tú lo sabes, hasta hacer el minúsculo espectáculo del tamaño de la verdad.

                                                                        Pag 457-458 de Monumento de Amor

jueves, 22 de junio de 2017

DE LA MANO DE DON EMILIANO GARCÍA ROLDÁN EN EL 2.017



No sé cómo me atrevo a escribir de un personaje tan querido en Manzanares. Tal vez sea por eso.
Desde muy niña recuerdo la escena tan frecuente en casa de mi abuela Teresa, en la calle Ancha: Don Emiliano entrando al amplio dormitorio, ó mejor “la alcoba” y mis tías Antonia, Pepa y Tere le recibían con alborozo. ¿Qué otras imágenes conservo de este médico de cabecera? La de su sonrisa permanente y sus ojos brillantes, quizás cansados de un día lleno de trabajo. Su presencia producía paz y alegría en el ambiente. Nunca tenía prisa, sabía escuchar hasta el final para luego decir el consejo adecuado. Mi percepción de niña era verlo como parte de la familia porque siempre daba consuelo. Su mirada era de cariño. En casa se hablaba de él con la cercanía y confianza del que tiene la ciencia y es humilde.
Es difícil plasmar en palabras toda una vida de servicio al enfermo y a su familia. Hoy quiero traerlo a mi pequeña colaboración de Siembra porque es lo que está gritando el Papa Francisco: el acompañamiento e ir a las periferias, a las personas que nos necesitan. Don Emiliano ha encarnado en su vida a Jesús, siendo un médico, un maestro, un amigo.
Sí, podemos acudir a sus escritos y aprender. Hoy yo quiero dar el testimonio de su vida con mis ojos de la niña de entonces.


viernes, 19 de mayo de 2017

De la mano de Paloma Gómez Borrero en el 2.017

   

       
Si tuviera que decir algo de Paloma es que supo querer a cada persona que se encontró por su camino. A mí me encontró.
Entre los miles y miles de personas que la conocieron, yo me sentí su amiga. Coincidimos hace muchos años firmando en la misma caseta de la Feria del libro del Parque de El Retiro de Madrid. Había momentos que firmábamos a la par, otros nos alternábamos y, en esos ratos que nadie acudía, hablábamos de nuestras vidas. Fueron momentos para conocernos y compartir lo que llevábamos en la mente y en el corazón. Al terminar esa jornada de múltiples encuentros, ella me dio su correo electrónico y así pudimos mantener la amistad. En el 2.014 fue a la Feria del libro de Las Palmas de Gran Canaria a presentar su libro “Juan Pablo II. Recuerdos de la vida de un santo”. Nos volvimos a dar un abrazo y pude acompañarla en la caseta mientras firmaba. También la llevé a la caseta de mi asociación de escritores canarios y pudo hablar con todos ellos con esa simpatía y cercanía tan de ella. Conservo el libro que nos dedicó, a mi hermana Tere y a mí, con tanto cariño.
El año pasado vino a Segovia, en el V Centenario de Santa Teresa de Jesús, a dar un recital lírico junto al barítono Luis Pastrana y el pianista Antonio López.  Paloma hizo un recorrido por la literatura teresiana. Los versos de la Santa se combinaron con la música del pianista cordobés y la voz del cantante zamorano. Fueron momentos sublimes con la voz cálida de Paloma y la música compuesta para la ocasión de García Abril, que estrenó “Alma que quieres de mi”. Otras composiciones fueron recuperadas de Amador Vives, Federico Mompou y Francisco Palazón.
Estuve con Paloma antes y después del acto. Fue una dicha verla en el escenario dándose totalmente. Al acabar me dijo que tenía los pies mal y tenía que cambiarse de zapatos. Su sonrisa permanente en escena cubrió su dolor.
Gracias, Paloma, por tu cariño. Sigue desde el Cielo acordándote de tus amigos



                                    

sábado, 29 de abril de 2017

DE LA MANO DE ORTEGA EN EL 2017

                                 

He vuelto a coger “Meditaciones del Quijote”, primer libro que publicó Ortega, en 1.914 y que dedicó a Ramiro de Maeztu “con un gesto fraternal”. Tengo entre mis manos una 1ª edición- 1ª reimpresión de 1.975, en la colección Crisol literario, de Aguilar, el libro es rojo con letras doradas. Me sumerjo en el apartado “Lector…Hay dentro de toda cosa la indicación de una posible plenitud. Un alma abierta y noble sentirá la ambición de perfeccionarla, de auxiliarla para que logre esa plenitud. Esto es amor –el amor a la perfección de lo amado”.
Por deformación profesional hago un paralelismo con lo que ha de ser la educación, ese amor al alumno para sacar lo mejor de él. También es un pensamiento que hará reflexionar a los padres; pero Ortega habla de “dentro de toda cosa”. Yo diría que es ver todo: la política, la economía, el campo, la restauración, la estética, el deporte, la moda… con ojos nuevos, con mirada de amor, de ilusión.
Continúa Don José: “Pregúntese el lector, qué carácter nuevo sobreviene a una cosa cuando se vierte sobre ella la calidad de amada? (…) Va ligando el amor cosa y  cosa y todo a nosotros, en firme estructura esencial (…) La inconexión es el aniquilamiento. El odio que fabrica inconexión, que aísla y desliga”.  Qué importante en nuestra época de individualismo, reflexionar sobre las anteriores palabras para unir, amar, no odiar. Me venían las imágenes de Alepo y también de nuestras Cortes y pensaba: ¿No podrían llegar a acuerdos para alcanzar al bien común?
Y apostilla Ortega en la misma idea: “Yo quisiera proponer en estos ensayos a los lectores más jóvenes que yo, únicos a quienes puedo, sin inmodestia, dirigirme personalmente, que expulsen de sus ánimos todo hábito de odiosidad y aspiren fuertemente a que el amor vuelva a administrar el universo”. El maestro hace un llamamiento a los jóvenes y a todas las personas con corazón grande y mente abierta. Nos dice que nada está perdido si hay buena voluntad por ambas partes. Este es el mensaje de la Navidad que ha de extenderse a todo el 2.017.


                                                                                                                                          

DE LA MANO DE JORGE DE ARCO EN 2.017

                        
Ayer, al abrir el buzón de casa, me encontré un regalo de Reyes Magos: el libro de mi amigo Jorge de Arco, “La lluvia está diciendo para siempre”. En la dedicatoria dice que son para mí esta “lluvia de versos y esperanza”. Sería más que suficiente comenzar este 2.017 con poesía y esperanza. Nuestro caminar se tornaría ligero, optimista y bello.
En la siguiente página me entero que este libro de poemas es premio Rafael Morales 2.015 ¡Y yo sin saberlo! Claro, Jorge de Arco, digno hijo de su padre, Carlos Murciano, prefiere no utilizar bombo y platillo, como cuando ganó el premio internacional San Juan de la Cruz, con “La casa que habitaste”, en 2.009.
Arrancan los versos en la página 9:
“Mi esperanza es la luz que nos persigue, / la lluvia de nostalgia/ que rebosa en mis ojos.”
Qué necesaria es la luz en momentos de oscuridad aunque no exime del dolor y las lágrimas.
“Sortilegios y ausencias/ tiñeron las orillas del ayer, / el blanco silabario que sostuvo/ los mapas y pañuelos del olvido”
Habla de tiempo, de ausencias, de olvido, tan propio del ser humano.
“En el azogue vivo de aquel tiempo/ -de aquellas otras lunas-/ me contemplo y respiro.”
Muy de Jorge es la contemplación, el pararse, el remansar aquel tiempo, aquellas lunas y después de contemplarse en el tiempo vivido, respirar. Qué importante la serenidad y la paz interior para poder resurgir: “Y es ahora, frente al barro de mi sombra,/ cuando se va creciendo/ el huésped solitario/ que con su mano escribe/ esta febril, mortal misericordia.”
Balance de su obra poética en su madurez aún joven, reconociendo su limitación mortal, “al barro de mi sombra”. Ya lo dijo la Santa de Ávila que “la humildad es la verdad”. Aquí ha llegado Jorge, a la verdad de su palabra que brota febrilmente de su alma de poeta.


                                                                                                                                                           

DE LA MANO DE FEDERICO GALLEGO RIPOLL EN ESTE 2.017

        
          
Lo que pretendo con estas líneas es rendir homenaje a su madre, María Ripoll, recientemente fallecida. Ella también era poeta.
Cuál ha sido mi asombro cuando al volver a leer “Crimen pasional en la Plaza Roja”, premio ADONAIS 1986, descubro que dedica el capítulo ADA LOA a su madre. Me viene dado entresacar algunos versos de ese capítulo, en los que veo ó vislumbro a nuestra queridísima María Ripoll:

“Que la mujer era mortal, y acaso / sea éste el milagro. /
De sus manos / se elevaban hogueras de septiembre, y se oían / entre sus dedos risas y cantares / de vendimiadores.” –Página 60-
Recuerdo su forma de hablar alegre, íntima, con música en sus ojos.

                                                                  (Habla Ada Loa)
“¿Quién dijo que estábamos solos? / Ni a solas somos solos. Otros están pasando / sobre el tiempo que pone en torno de tus ojos / motas de polvo y miel de albaricoque.”  - Página 65-
Cuánto encierran estas bellas palabras del poeta. Yo veo la dulzura de María en su palabra y en su mirada, que es corazón que guarda siempre a sus amigas.

Y ahora un desvelo del poeta:
“La Plaza Roja es sólo el corazón de quien escribe / ahora, / un acerico ó una quemadura, / los ríos ramilletes rojos / en tu pupila azul, / y el tiempo un gris tronchado como ceniza / innecesaria. “     -Página 69-
Federico y su madre, María, corazón que vierte en el otro, también poetamadre.


“Las manos besadoras se suceden / sobre tu piel. Es lluvia / lo que adquieres: tiempo y agua. / Pátina de cereza que a tus labios / retoman y hacen  nada, / deseo de existir, luz presentida / por la frente del ciego, luz mucho / más hermosa que la luz.” –Página 71-
Y es que los ojos de María llevaban la luz dentro. Deseo de existir.

                                                (Habla Ada Loa)
(…) “¡Cómo se hacía yo el dolor bajo la fuente! / ¡Cómo la luz lavada parecía / dudar de si volver al sol ó a ti! “   -Página 79-
Cuánto dolor en María, cuánto vivir y seguir con la luz hacia la luz.

No me resisto a escribir un poema completo de Federico, que suena a despedida sin querer despedirse:
“El tren del Sur me lleva / y el del Norte / y el del Este. / Y continúo sentado en la cantina, / contigo, / despidiéndome./
Y llego a todos los mares a la vez / mientras pareces triste / y yo te beso. /
Y te escribo mis tres primeras cartas / aunque sigues / enredando tus dedos en mi pelo. /
Y de repente vuelvo y te regalo / tres olores de mar y un pañuelito / de encaje blanco / para que me despidas, nunca, nunca, / en el andén.”  -Página 81-

No sé si con mucho acierto seleccioné y comenté algunos versos de Federico, pero de lo que sí estoy segura es que su madre llevaba a la mía en el corazón y también a mi hermana Tere. Su corazón era inmenso.


                                                                 


jueves, 23 de marzo de 2017

Otra vez con "El vendedor más grande del mundo"

Después de muchos años he vuelto a leer esta obra del genial OG MANDINO y la he visto con otros ojos, de persona madura. En mi adolescencia fue un impulso a acercarme sin miedo a las personas, fue descubrir horizontes grandes, más allá de mi querida tierra manchega. Hoy la lectura es más reposada, ponderada y he descubierto lo más grande del libro: la búsqueda y el encuentro de lo más preciado. Gracias, OG MANDINO, tu libro ayuda a seguir la estrella hasta que posó en el lugar.
                                                                foto de Marisa Díaz-Pinés

De nuevo con nuestro querido PLATERO

                     
(La nota que sigue fue escrita para la edición escogida de “Platero y yo” que publicó la biblioteca “Juventud” –ediciones de “La Lectura”, Madrid- en Navidad de 1.914)


ADVERTENCIA A LOS HOMBRES QUE LEAN ESTE LIBRO PARA NIÑOS

Este breve libro, en donde la alegría y la pena son gemelas, cual las orejas de Platero, estaba escrito para… ¡qué sé yo para quién!...para quien escribimos los poetas líricos…Ahora que va a los niños, no le quito ni le pongo una coma. ¡Qué bien!
“Donde quiera que haya niños –dice Novalis-, existe una edad de oro” Pues por esa edad de oro, que es como una isla espiritual caída del cielo, anda el corazón del poeta, y se encuentra allí tan a su gusto, que su mejor deseo sería no tener que abandonarla nunca.
¡Isla de gracia, de frescura y de dicha, edad de oro de los niños; siempre te halle yo en mi vida, mar de duelo; y que tu brisa me dé su lira , alta y, a veces, sin sentido, igual que el trino de la alondra en el sol blanco del amanecer.
EL POETA                                                           Madrid, 1914

                
                                              foto de Marisa Díaz-Pinés                                                          

miércoles, 22 de marzo de 2017

Homenaje a Chema Postigo

Desde su tierra segoviana me uno a toda su gran familia. La vida de Chema ha sido un ejemplo de saber vivir con alegría y saber morir con alegría. Gracias, Chema. Intercede ahora desde el Cielo por todos nosotros. Acabo de ver en youtube un video de Manglano, que se llama "Para qué vivo". Al final han rezado por él y uno de los asistentes ha dicho algo que decía Chema:


            "Nacemos para servir y morimos sirviendo".

                                                      Foto de Marisa Díaz-Pinés

jueves, 26 de enero de 2017

San Juan de la Cruz

                                       foto de Marisa Díaz-Pinés


"Poesía es voz de lo inefable. A pocos poetas les ha sido dado tener esa voz. En España la tuvo san Juan de la Cruz"
                                              (Juan Ramón Jiménez)