El 14 de diciembre celebramos su fiesta porque es el día de
su nacimiento al Cielo, en el año 1.591, en Úbeda (Jaén). En mayo de 1.593
trasladaron su cuerpo a Segovia. El 21 de marzo de 1.952 es proclamado patrón
de los poetas de habla hispana. Su influencia ha sido grande en la poesía
española del siglo XX. Desde los primeros años, con el Modernismo hasta los
poetas de la generación del 27 y más tarde el grupo del 36. Después de la guerra civil española, destaca
Blas de Otero, en 1.942, cuando se conmemoraba el 4º Centenario del nacimiento
del santo, publicó Cántico espiritual. Posteriormente, Carlos Bousoño y José Ángel
Valente y una lista interminable de poetas.
Juan Ramón Jiménez dijo que la obra de San Juan de la Cruz es
uno “de los mayores logros líricos de nuestro idioma”. Se asombra de la
“modernidad” de la poesía del santo. Lo ve como un pionero en lengua castellana
en la búsqueda de lo absoluto.
A juicio de Fernando Lázaro Carreter “San Juan sintetizó en
su poesía la tradición grecolatina, la bíblica a través de la traducción de los
salmos, la italianizante, la cancioneril y la popular (canciones, villancicos,
endechas, romances) y el influjo de Garcilaso”.
San Juan de la Cruz llega a la situación límite de expresar
lo inexpresable. Elige los símbolos como forma de expresión de lo inefable. El
“símbolo” se basa en la asociación
“irracional y subjetiva” de dos elementos; es suficiente que el poeta perciba
algún tipo de “semejanza emocional” (cfr. Carlos Bousoño: Símbolos en la poesía de san Juan
de la Cruz). La divinidad se asocia a la Naturaleza: el agua, la noche,
la llama…
Es difícil seleccionar a un escritor contemporáneo que haya
tenido relación con nuestro santo. Hay muchos. Me decido por José Jiménez
Lozano, Premio Nacional de las Letras 1.992. He tenido la fortuna de conocerle
personalmente en su casa y compartir una amena y culta tertulia, en compañía de
su mujer, a la sombra de los árboles de su jardín hasta que se nos hizo de
noche.
Jiménez Lozano escribió “El mudejarillo” (ANTHROPOS,
Barcelona, 1.992). No se trata de una biografía ó novela histórica aunque los
hechos se refieran a la vida del santo. Lo relaciona con otro genio del Siglo
de Oro, Cervantes que informa del azaroso traslado del cadáver a Segovia, que
lo podemos encontrar en el capítulo XIX de la Primera parte de El Quijote.
En “El mudejarillo” recrea la época y personalidad de san
Juan de forma poética. El autor utiliza la ironía para reflejar mejor el
contraste de infinidad de dificultades externas: infancia pobre, cárcel en
Toledo, incomprensiones de su propia Orden, etc y la actitud serena,
desprendida, abandonada en Dios hasta sentirse nada el santo poeta.
El autor, maestro en la escritura, juega con las palabras
–como diría Max Jacob- para acercarse al lenguaje de la época pero sin caer en
lo erudito.
En esta obra, José Jiménez Lozano, quiere rendir homenaje a
san Juan de la Cruz, uno de los escritores que más han enriquecido nuestro
idioma con su poesía mística.
Termino con un villancico:
Del Verbo divino,
la Virgen preñada,
viene de camino,
¡si le dais
posada!
San Juan
de la Cruz (1.542-1.591)