Llanura y azafrán.

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domingo, 26 de mayo de 2013

Nuestro Padre Jesús del Perdón y la familia









Hay un vacío en el aire que no responde cuando llamo a mis padres y sin embargo, al decir Jesús del Perdón, irrumpen sus nombres llenando el espacio de cariño y ternura. Decir Jesús es llamar a la familia, a nuestras raíces, a nuestros puntos de referencia. Jesús del Perdón llena el ámbito familiar “por los cuatro costaos”.

Calle Ancha, calle de las Monjas, calle Toledo…; el aire corre llevando a su paso nuestra vida vivida.

La vida sólo es vida en el encuentro, en el juego de la mirada, en el juego del corazón que palpita al unísono, cuando sólo hay silencio de Dios en el ambiente. Ámbitos de familia, de amistad, de nostalgia hacia los que ya están disfrutando del Jesús pleno y eterno.

Entretanto la vida se acompasa con el pendular ding-dong de sus fiestas de Semana Santa y Septiembre. Muerte y Vida chorreando nuevo mosto. Así es tu vida y la mía: morir que es dejar todo lo caduco para renacer en vino nuevo de tu tierra, mi tierra, mi Mancha del alma, que todos llevamos dentro como referente de identidad.

Sí, sí, esto se acabará, pero, al llegar al final, presentaremos nuestras credenciales: nuestro Jesús y nuestra familia; anclas o mejor, azada, azadón, trilla, que clavan la tierra hasta el alma ya madura.









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