Llanura y azafrán.

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jueves, 19 de agosto de 2021

Contracorriente…hacia la libertad (III)

 



Los amigos y el Amigo

Lo testimonian muchos amigos de T. Moro. Vamos a ver lo que ha seleccionado el autor del libro, M Fazio:

Erasmo de Roterdam, humanista: “ Parece haber nacido, haber sido creado para la amistad (…) está abierto a todo el mundo para cerrar la alianza de la amistad (…) Es el que con más atención se dedica a fomentarla, el más constante a su adhesión a ella (…) Goza en tal manera del trato y de los relatos de las personas que considera veraces y adecuadas a su propia manera de ser, que ve en ello la mayor alegría en la vida (…) Quien desee un ejemplo perfecto de amistad verdadera no lo encontrará en nadie mejor que en Moro”.

Fue amigo de los humanistas que compartían con él los deseos de cultura y de renovación de la Iglesia, de los clientes a quien sirvió con honradez, profesionalidad y desinterés, de los funcionarios con quienes compartió responsabilidades públicas, también de los vecinos de Chelsea, tanto de los burgueses como de los artesanos y de los pobres para quienes siempre tenía su casa abierta.

La facilidad de entablar amistad se debe a su buen humor, arraigado en la conciencia de ser hijo de Dios. Humor teñido con ironía -rasgo británico- que mantendrá hasta el mismo momento de la muerte.

Este hombre amigable y abierto no se contentaba con las amistades terrenas; vivía la Comunión de los santos y se sentía unido a las Almas del Purgatorio y a los santos del Cielo. A Moro no le cabía en la cabeza que los lazos que nos unieron en esta vida se disuelvan después de la muerte.

La amistad que desarrolló con más intensidad y profundidad fue la que le unión con Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre. Sabía unir todas las realidades temporales: familia, política, abogacía, etc a Jesús, a su vida de oración, de intimidad con Él. Por otra parte sus obligaciones religiosas no le hacían descuidar las realidades terrenas sino que de su piedad, de su vida de oración, sacaba la fortaleza para afrontarlas con la alegría de hijo de Dios; descubriendo detrás de cada circunstancia la mano amorosa de Dios.

Los últimos meses de su vida, en la Torre de Londres, están llenos de heroísmo. La fidelidad a la Voluntad de Dios que manifestó en esos momentos extremos fue preparada por una habitual correspondencia a la Gracia en lo ordinario de cada día de su vida, basada en el trato personal con Jesucristo, por quien murió mártir.

2 comentarios:

  1. Gracias Marisa por recordarnos la fuerza, valentia, religiosidad, conocimientos, inteligencia y otros muchisimos valores del insigne Tomás Moro. Un hombre que merece ser conocido por nuestros hijos

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    1. Carmen, me gusta que digas que los hijos tienen que conocerlo. Sí, es actual hoy. Has captado su importancia. Gran ayuda como norte a los jóvenes. Gracias por tu aportación.

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