foto realizada por Marisa Díaz-Pinés
La actualidad de Tomás Moro
El drama de Santo Tomás Moro
de asumir la condena por un poder absoluto, arbitrario, sin base ética, por no
ir contra los dictados de su conciencia, se repite con frecuencia en las sociedades
democráticas de ahora.
Cuando la dictadura del
relativismo ejercida desde el poder político, niega toda verdad moral objetiva,
está lesionando la conciencia de los ciudadanos.
Cfr Gaudium et Spes 16,
Vaticano II. La conciencia es el núcleo más secreto y sagrario del hombre, en
el que está sólo con Dios cuya voz resuena en lo más íntimo.
Defendió la primacía de la
verdad sobre el poder. Es ejemplo de coherencia moral. Vivió una armonía entre lo
natural y sobrenatural junto a su sentido del humor.
Se puede decir de él lo que
dijo San Josemaría de la actitud que hemos de tener ante la crisis cultural que
estamos viviendo. SURCO, 448:
-Amplitud de horizontes y una
profundización enérgica en lo permanente vivo de la ortodoxia católica.
-Afán recto y sano -nunca
frivolidad- de renovar las doctrinas típicas del pensamiento tradicional, en la
filosofía y en la interpretación de la historia.
-Una cuidadosa atención a las
orientaciones de la ciencia y del pensamiento contemporáneos.
-Una actitud positiva y abierta
ante la transformación actual de las estructuras sociales y de las formas de
vida.
*Así resume San Juan Pablo II
los últimos años del Lord Canciller:
“Constatada su gran firmeza en
rechazar cualquier compromiso contra su propia conciencia, el rey Enrique VIII,
en 1534, lo hizo encarcelar en la Torre de Londres donde fue sometido a
distintas formas de presión psicológica (…) Tomás Moro se negó a aceptar
juramento (…) Durante el proceso pronunció una apología de las propias
convicciones sobre la indisolubilidad del matrimonio, el respeto del patrimonio
jurídico basado en los valores cristianos y la libertad de la Iglesia ante el
Estado. Condenado por el Tribunal fue decapitado el 6 de julio de 1535 en la
Torre de Londres.