Carmen Hernández Pinzón con Marisa Díaz-Pinés
Carmen, algunas personas no saben que eres sobrina nieta de Juan Ramón Jiménez y quién mejor que tú para darnos a conocer al poeta y a su mujer, Zenobia Camprubí.
Me gustaría –ya sé que es
difícil- nos dijeras algunos rasgos más significativos de su personalidad.
Tanto Zenobia como
Juan Ramón eran seres extraordinarios, con una calidad humana poco corriente.
Destacaría en el poeta su gran honestidad con los demás y con él mismo, por
encima de otras muchas cualidades. Zenobia era una mujer muy completa y con
muchas virtudes. Ambos era muy carismáticos y seres muy comprometidos con
valores éticos y morales y, sobre todo y
por encima de todos, seres entregados a los demás.
Algunos piensan que “Platero y
yo” es un libro para niños y yo tengo la experiencia que cuanto más lo leo más
me gusta ¿Cómo lo explicarías?
Platero y yo nunca
fue escrito para niños y el Nobel así lo reconoció muchas veces. Algunos de sus
capítulos son bastantes duros, pero la
primera edición había sido seleccionada para niños y eso encasilló su
destino. Que no era para niños lo demuestra que durante bastantes años, de la
posguerra, fue un libro censurado. La primera que leyó algunos de los capítulos
de Platero fue Zenobia y le hizo ver al poeta que era un libro nada recomendado
para niños.
¿Qué es Zenobia para Juan
Ramón?
Ella lo era todo
para él, amó a su esposa por encima de todo y estuvieron muy enamorados y
unidos hasta el final de su vida. Ella murió pensando en él y Juan Ramón sin
ella no pudo ni quiso seguir viviendo y murió principalmente de tristeza. Su
ausencia le era completamente insoportable.
El matrimonio sale de España
en agosto de 1.936 ¿Por qué si luego en América añora a diario su España,
especialmente su querida Andalucía?
Juan Ramón era un
hombre tremendamente apegado a sus raíces, a su tierra, a su familia, a su
patria y a su lengua. En el exilio se sintió vacío, falto de esas raíces que
tanto necesitaba para vivir y para trabajar. Los médicos dijeron a Zenobia que
si no quería perder a su marido, volviera a España y si no era posible, que lo
llevara a algún lugar parecido a su tierra. Y ella decidió ir a vivir a Puerto
Rico y en efecto, esa Isla de la simpatía, como él la llamaba, tuvo para él un
efecto resucitador.
Sabemos que Juan Ramón y
Zenobia recibieron en su casa a muchos de los poetas de la Generación del 27
¿Podrías contarnos algo de la generosidad que tuvieron hacia esos jóvenes?
Los acogieron, les
enseñaron, Juan Ramón les publicó a todos ellos sus primeros libros y
recibieron de él todo el cariño y apoyo. Los poemas de los jóvenes los
publicaba en las revistas que hacía el propio poeta. Ellos se portaron muy mal
con él, fueron tremendamente ingratos y eso fue muy doloroso para Zenobia y
Juan Ramón, que los habían recibido muchas veces en su casa con los brazos
abiertos y que les habían enseñado tanto.
Me asombra y admira la
fecundidad poética de Juan Ramón. Después de su muerte, en 1.958, se han
publicado muchos libros. Explícanos cómo era el trabajo del poeta y cómo es
ahora vuestro trabajo de investigación.
Juan Ramón dejó gran
parte de su obra inédita. Su capacidad creadora era tanta que no le daba tiempo
a publicar todo lo que creaba. Siempre dio prioridad a la creación por encima
de la publicación. Además, cuidaba tanto sus ediciones, sus libros fueron siempre ejemplo y modelo para los editores,
que esto le daba demasiado trabajo. El exilio tampoco ayudó a que pudiera
publicar su obra. Él era un poeta congénito, escribir una necesidad vital para
él y su forma mejor de enseñar a los demás. Su
lenguaje era el del alma.
Nuestro trabajo es
tratar de sacar adelante aquellos libros que él dejó inéditos, porque siempre
quiso publicarlos. Siempre dijo que lo ideal para él sería que el último día de
su vida le diera tiempo a corregir y publicar toda su obra.
Creo que el mejor y
mayor homenaje que se puede hacer a un artista, a un creador, es que se conozca
su obra y en esa labor estamos. Este año, sin ir más lejos van a salir varios
de sus libros inéditos: El Silencio de
Oro, Monumento de Amor y el libro dedicado a los niños, Historias. Los dos primeros han salido
ya, Historias verá la luz en
septiembre.
No me dará tiempo a
publicar toda su obra inédita, necesitaría otra vida para ello, pero me
conformaría con que al menos sus libros más significativos queden publicados
cuando yo ya no esté.
Podríamos estar hablando horas y horas del
poeta y su obra. Vamos a dejarlo aquí. Me gustaría, Carmen, que termines
contando la anécdota que me dijiste hace años de un periodista que preguntó a
Juan Ramón cuál era su poeta preferido y el poema…
Juan Ramón contestó que el poeta que más le
gustaba era Dios, él admiraba sobre todo a los creadores, y Él era el creador
por excelencia. Y la frase más bella que había leído era la que Jesús le dijo
al buen ladrón en la Cruz.
Gracias, Carmen, por tus
palabras sinceras, verdaderas, como es la poesía del Nobel. Han sido un regalo
para la revista LAZARILLO. Estoy segura que te leerán con agrado no sólo los
amigos del libro infantil y juvenil, también en todas las bibliotecas a las que
llega esta revista que tiene calidad, como le hubiese gustado a Juan Ramón, que
cuidaba tanto todo lo que publicaba.
Termino citando al poeta en la
edición de 1914 de Platero y yo:
ADVERTENCIA A LOS HOMBRES QUE
LEAN ESTE LIBRO PARA NIÑOS
Este breve libro, en donde
la alegría y la pena son gemelas, cual las orejas de Platero, estaba escrito
para… ¡qué sé yo pará quién!...para quién escribimos los poetas líricos…Ahora
que va a los niños, no le quito ni le pongo una coma. ¡Qué bien!
“Donde quiera que haya
niños –dice Novalis-, existe una edad de oro” Pues por esa edad de oro, que es
como una isla espiritual caída del cielo, anda el corazón del poeta, y se
encuentra allí tan a su gusto, que su mejor deseo sería no tener que
abandonarla nunca.
¡Isla de gracia, de
frescura y de dicha, edad de oro de los niños; siempre de halle yo en mi vida,
mar de duelo; y que tu brisa me dé su lira, alta, y, a veces, sin sentido,
igual que el trino de la alondra en el sol blanco del amanecer.
Recordandonos a uno de nuestros grandes. Gracias por ese regalo. Y por traernos unis parrafos de su maravilloso Platero y Yo
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen, por tu comentario desde Segovia, tan querida y recordada.
ResponderEliminar¡Con sinceridad mi saludo a Carmen!
ResponderEliminarY, como lla estoy en tanto con Juan Ramón, finalizando el libro de OBRAS IV y V (Baladas de primavera y Las hoas verdes - Olvidanzas), la traducción al rumano, en este comentario me gusta presentar una de las baladas que suena al rumano así: GRACIAS CARMEN PARA TU CONFIANZA..., Jorge.
XVI
BALADĂ STELEI
Peste pini şi câmpie
o stea de-argint se-agită.
Câmpia-i verde şi somnoroasă!
... Aduce un miros de caprifoi.
De pe un asin, inima-mi înalţă
o Romanţă stelei.
Oh! În câmpia moguereană
Wagner, spre un cer violet!
Peste pini şi câmpie
o stea de-argint se-agită.
O inimă, poate, aşteaptă?
Oh! Acest miros de caprifoi!
Câmpia-i verde şi somnoroasă!
... Cerul este vânăt-violet...
Era un miros de lună nouă?
Luna a fost... Şi eu n-o văzusem!
Peste pini şi câmpie
o stea de-argint se-agită.