La muerte
La muerte es sólo un reposo, más que el sueño.
De ella, un día -¡aurora augusta y completa!-,
saldremos fuertes, exactos,
para un vivir tan eterno como ella,
para un trabajo inmortal.
La muerte es el reposo
del día de la vida;
para que despertemos descansados
en el día total del infinito.
Estos versos de Juan Ramón me los ha enviado su sobrina nieta, Carmen Hernández Pinzón y se lo agradezco profundamente. Cuando leo algo de JR mi alma entra en luz y vuelo, se ensancha y alegra.
Y es que el poeta tiene ansias de infinito y lo ve tras la muerte, que será un reposo para despertar a la eternidad, al trabajo inmortal. Y es que la poesía va más alla, desde ahora, desde la limitación de mis orillas, como dice en uno de sus poemas que lo canta nuestra amiga Chili Valverde.
Algunos dicen que JRJ no era creyente y yo afirmo que tenía una gran fe. Su esposa Zenobia era creyente practicante. El poeta busca la poesía pura, desnuda de todo artificio para expresar todo lo que anhela su alma. Un periodista le preguntó, al recibir el Nobel, que cual era su poeta preferido y él contestó que Dios y en distinta ocasión, le preguntó otro periodista cual era el poema más bello. Le dijo JR que las palabras que Jesús, en la Cruz, contestó al Buen Ladrón: Hoy estarás conmigo en el Paraiso.
El 29 de mayo de 1958 se despertó Juan Ramón Jiménez a ese día total del infinito donde se encontraría con su Zenobia. Seguirá en su trabajo gustoso que es por la Belleza al Amor o por el Amor a la Belleza.
Fotografía realizada por Marisa Díaz-Pinés
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