"La
parcialidad y precariedad de la felicidad que se puede alcanzar en este mundo,
son signo de la felicidad que no conoce ocaso; a la vez, son estímulo para
buscarla: anuncian y empujan hacia la Verdad amable, el Amor eterno, la
Eternidad verdadera"
Confesiones VII, 10,16
Foto de Marisa Díaz-Pinés
"Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde
te amé! Y, sin embargo, Tú estabas dentro de mí, y yo fuera, y por fuera te
buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre las cosas hermosas que Tú
creaste. Tú estabas conmigo. Me retenían lejos de Ti esas cosas que, si no
estuvieran en Ti, no existirían. Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera;
brillaste y resplandeciste e hiciste huir mi ceguera. Exhalaste tu perfume, y
respiré (suspiro por Ti), gusté de Ti y siento hambre y sed; me tocaste y me
abrasé en tu paz."
Confesiones X, 27-38
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