Foto de Marisa Díaz-Pinés
...en El Quijote las almas se desnudan hablando - Dámaso Alonso-
Comprobamos que la magia del diálogo en El Quijote, es doble:
hace avanzar la acción y es el elemento que determina la evolución de los
personajes. Por ello, el fundamento de la narración, se encuentra en el diálogo
entre los personajes. El mismo Cervantes lo dice en el capítulo XIX de la 2ª
parte: ...el lenguaje puro, el propio, el elegante y claro, está en los
discretos cortesanos, aunque hayan nacido en Majalahonda; dije discretos,
porque hay muchos que no lo son, y la discreción es la gramática del buen
lenguaje que se acompaña con el uso.
De esta forma, los personajes quedan exactamente
caracterizados por el habla. Es algo original en la inmortal obra de Cervantes.
Decíamos de aprender de El Quijote y qué buena virtud es la
discreción que salvaguarda la intimidad, que no es estar en boca de la gente,
que es guardar la intimidad como un tesoro y no sacarla fuera, cual mercancía
para vender.
Otro rasgo que podemos contemplar es el humor, presente junto
con la ironía, por ejemplo: Yo soy aficionado a leer aunque sean los
papeles rotos de la calles. Capítulo IX de la 1ª parte de El Quijote.
Qué buena cosa el cultivar el sentido del humor en nuestra
vida. Evita tensiones, abre puentes, quita importancia a las cosas, despierta
sonrisas, facilita la amistad...y tantas cosas buenas como es hacer la vida más
fácil a nuestro alrededor, que bastantes penas trae la vida.
Es en los refranes donde vemos caracterizada la lengua de
Sancho:
¿A qué diablos se pudre de que yo me valga de mi hacienda,
que ninguna otra tengo, ni otro caudal alguno, sino refranes y más refranes?
Echemos mano, acudamos al refranero, tan rico, para encontrar
sabiduría, que tan poco abunda últimamente en la clase política y en nosotros,
ciudadanos responsables del rumbo de la Historia.
Otro día continuaré adentrándome en algunas obras de nuestro
Cervantes, pues como dice él: la pluma es lengua del alma.
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