fotos Marisa Díaz-Pinés
Sólo faltaba el agua, los árboles y el cielo azul para serenar tanta explosión de arte del monasterio.
Podría ser al contrario: era necesario refugiarse en el monasterio para remansar la Naturaleza segoviana con su río Eresma. El silencio es elemento imprescindible para que tanta belleza se acomode en el alma y se transforme en esa hermosura de la que habla Santa Teresa.
Fotos Marisa Díaz-Pinés |
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