Siempre hay una esperanza y más en Navidad
Estaba sola
en la sala de espera de la estación. Deseaba ver una cara conocida entre
aquella multitud. Me habían dado las vacaciones. El tren llegó, subí, estaba
confortable, me instalé; ante mi vista pasaban los campos nevados. Mi corazón
se aceleraba conforme se aproximaba mi pueblo: tenía la esperanza de encontrar a mis seres queridos en el andén. Era
Navidad.
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