Colaboración en la revista de las fiestas de Jesús del Perdón 2014
A su paso por Arucas: piedra de sus entrañas que da su saludo al cielo (MDP) |
He tomado el título de donde arranca el nº 268 de
“La alegría del Evangelio”. La idea de este punto y de la predicación del Papa
Francisco es que para evangelizar el alma hay que estar cerca de la vida de la
gente: La misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, una pasión por
su pueblo.
Cada viernes al posar nuestra mirada en los ojos de
Jesús del Perdón, con su Cruz a cuestas, reconocemos todo su amor que nos dignifica y
nos sostiene, pero allí mismo, si no somos ciegos, empezamos a percibir que esa
mirada de Jesús se amplía y se dirige llena de cariño y de ardor hacia todo su
pueblo. Así redescubrimos que Él nos quiere tomar como instrumentos para llegar
cada vez más cerca de su pueblo amado. Nos toma de en medio del pueblo y nos
envía al pueblo, de tal modo que nuestra identidad no se entiende sin esa
pertenencia.
Este año he querido traer al Papa Francisco para que
participe en nuestras fiestas patronales y nos marque el rumbo de nuestras
vidas: no perder nunca nuestra identidad de hijos de Dios. Aquí, en este nº
268, queda bien claro que somos instrumentos de Dios para los demás, no porque
seamos superiores, al contrario: somos meros instrumentos en manos del artista
que es Jesús, nuestro Padre Jesús del Perdón.
Estos años vividos en Canarias experimento la
cercanía del pueblo a lo sagrado: la Virgen del Pino ha bajado de su casa, la
Basílica en Teror, a las Palmas de Gran Canaria. Cientos de miles de personas
cogieron las guaguas de madrugada para recogerla y caminar de sol a sol hasta
traerla a la catedral. Eran riadas de personas por los caminos, gentes de todas
las edades, felices. Al llegar fue una apoteosis cantando todos el himno a su
Patrona. Durante quince días la catedral no cierra y se suceden la Misas y las
velas al Santísimo, junto a su Virgencita, también la Madre de nuestro Jesús.
Cada vez pienso más que la tierra es muy pequeña si es grande el corazón.
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